Cuando se está al frente de un equipo desde un liderazgo efectivo, usualmente una de las labores imprescindibles es el manejo de las emociones, y aunque es una actividad necesaria, es poco reconocida. Quienes buscan liderar, así como las empresas, deben tener esto en cuenta.
Además de las aptitudes y la experiencia para atender el puesto requerido, el manejo emocional es algo muy necesario en posiciones directivas. Poder hacer uso de sus emociones y expresiones es importante y, al mismo tiempo, desgastante: un estudio sobre conducta señala que la demanda emocional con la que cuentan los directivos es muy similar a la que tienen los trabajadores que están en contacto con personas a las que deben dar un buen trato (como médicos o enfermeras, por ejemplo).
Esta labor extra que ejercen los directores es poco comprendida tanto por la gente relacionada como por muchas empresas. Siempre se espera que los líderes demuestren sensibilidad con sus equipos, atiendan sus requerimientos de trabajo, que sus grupos sean eficientes y cumplan objetivos, recluten al mejor talento y lo retengan, entre otras responsabilidades; sin embargo, si en las organizaciones quienes las dirigen no cuentan con el soporte necesario, pueden experimentar estrés crónico, afectaciones en la eficacia personal y en sus plantillas, así como riesgo de presentar problemas más graves en su salud.
Hombres y mujeres: mitos al liderar
Existen diferencias sustanciales entre hombres y mujeres percibidas en el liderazgo que suelen ser sesgos que alteran la percepción al ejercerlo. Por ejemplo, se desea que las mujeres sean más afectuosas, con mejor comunicación y mucho más colaboradoras al llevarlo a cabo, a diferencia de los hombres, de quienes se conciben normales los rasgos de dominancia, agresividad, autoritarismo y competencia.
Este tipo de disimilitudes en el liderazgo afectan en lo que pudiera ser un buen trabajo de dirección. Bajo estos prejuicios, a la inversa, es posible considerar a una mujer dura como una líder autócrata y negativa, y a un hombre afectuoso como un líder blando y con poca autoridad.
La carga extra en el liderazgo femenino
Los sesgos van permeando y, a raíz de ellos, en el mundo corporativo, las mujeres pueden tener una mayor presión para adaptarse a él. De acuerdo con HBR, hay cinco conductas primordiales que suelen ser dañinas para ellas:
- La necesidad de perfección. Diversos estudios y entrevistas indican que las mujeres siguen buscando dar lo mejor de sí mismas, al extremo de no notar sus altas cargas de trabajo ni otros elementos que pueden impactar directamente en su salud. Usualmente, son las únicas directivas en las mesas, razón por la que creen que un error puede sacarlas de ahí.
- Ajustarse para ascender. Dada la dificultad que significa ascender para las mujeres en muchas compañías, gran parte de ellas asimilan que deben adaptar su personalidad para avanzar, lo cual tampoco garantiza su posición. Esto, por supuesto, les genera mucho estrés con diversas consecuencias.
- Sacrificios. Por lo regular, al ser las únicas mujeres, se les pide más y, por lo mismo, no ponen restricciones, así que esto se vuelve un círculo negativo. Normalmente, para cumplir las exigencias, ellas dejan de lado ciertos aspectos personales, se mantienen más tiempo laborando y cada día se acercan al burnout al ignorar las señales que su cuerpo les va dando.
- Soledad. La presión sobre los logros hace que muchas tengan que ir caminando solas en el ascenso. Una de las causas es que el ambiente está dominado por hombres, quienes, generalmente, no entienden el esfuerzo ni las responsabilidades existentes fuera de sus labores, y esto las lleva a perder relaciones tanto personales como en el trabajo. Es común que las posiciones de liderazgo les lleguen a ellas en tiempos de crisis, lo que las lleva a hacer grandes esfuerzos que, por las condiciones, posiblemente tengan un mal resultado, con las consecuencias sociales relacionadas.
- Una errónea percepción del éxito. Los medios se han encargado de establecer que el éxito de las mujeres es ser buena profesional, buena pareja y buena mamá. Sin embargo, la realidad en ambos géneros es diferente: el 70 por ciento de los directores usualmente tienen esposas que no trabajan y apoyan en casa, mientras que solo el 22 por ciento de las directoras cuentan con una pareja que apoya en el hogar. Este indicador nos da un buen sustento para derribar este mito y aceptar que, para llegar a tener más mujeres en altos puestos , debe haber un trabajo en equipo que inicia desde su núcleo familiar.
Trabajar para mejorar
Dina Denham, coach experta en liderazgo, propone tres acciones principales para apoyar a las personas líderes en la carga emocional que pueden tener:
- Promover la autocompasión. Investigaciones confirman que los líderes que pueden practicar la autocompasión tienen una inteligencia emocional más elevada, además de contar con cualidades como resiliencia e integridad. Cuando la ejerce consigo mismo, es muy probable que la tenga con su equipo, lo que creará entornos psicológicamente más sanos.
- Tener entrenamiento para manejar las emociones de los demás. Conocer los predicamentos de los empleados quizá sea ser difícil para quien está al frente, pero puede trabajar esto con cursos para desarrollar habilidades emocionales que permitan integrar en vez de juzgar.
- Ofrecer soporte a grupos. Liderar suele ser un camino muy solitario. Conforme se avanza en él, simplemente la separación de la oficina (privada, por ejemplo), puede significar una barrera física que refuerce el mensaje de la soledad en la toma de decisiones, como muestra de ello. Las organizaciones deben brindar apoyo con alguna terapia grupal que sea un espacio para compartir experiencias y problemáticas a solucionar. Esto es sustancial para que los desafíos se logren exitosamente en el largo plazo.
El liderazgo es complejo y sí, es necesario atender la parte emocional para hacerlo de la mejor manera para el bien propio, de los equipos y la organización. ¿Coincides con ello? Me encantará leer tus comentarios, sobre todo lo que implica el liderazgo. ¡Hasta el próximo post!
Imagen: pexels.com/Tima Miroscnichenko
2 Comments
Tato
26 noviembre, 2022 at 4:04 amNo es más fácil para algunos hombres y estos no se contemplan en los datos estadísticos…
En un mundo cada vez más carente de compromisos formales ( por decir con afianzamiento legal ) conozco un padre con dos hijos que fué abandonado por su pareja (decidida a construir su propia impronta intelectual ) y no hiene ni las mismas consideraciones ni la misma aceptación social que una madre en identicas condiciones, pero debe afrontar su situación y muchas veces le da vergúenza declararlo ante su empleador…!!
Alejandra Prado
1 diciembre, 2022 at 4:01 am¡Es un trabajo arduo para todos! Es cierto que nos falta trabajar en distintas áreas de oportunidad que tocan tanto a hombres como a mujeres. Gracias por tu comentario, es un punto que lleva a reflexión.