El poder de las niñas

Como mujeres, cada día trabajamos y nos esforzamos por reducir las brechas, romper el techo de cristal y conseguir la equidad entre nosotras y los hombres. Las niñas son un factor muy importante para que la siguiente generación lo logre. Esta semana que conmemoramos el Día de la Mujer, te platico del poder que ellas tienen y cómo la ciencia contribuye a eliminar las desigualdades.

Las mujeres estudian, pero necesitamos más científicas

¿Quienés estudian más, mujeres u hombres? Según datos del INEGI, hay un porcentaje mayor de las primeras estudiando desde preescolar (61.2), primaria (53.2), secundaria (52) y media superior (53.2). Este número se revierte en la educación universitaria (49.2) y se retoma en el nivel posgrado (52 por ciento), aunque en el campo del trabajo todavía hoy las mujeres tienen menos oportunidades: solo tres de cada 10 participan en el mercado laboral.

Uno de los caminos que ofrecen posibilidades de acortar estas brechas son los que brindan las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), que toman relevancia cada vez más; y porque en México sigue siendo bajo su estudio, es muy importante impulsarlo: ¿sabías que si las mujeres se decidieran por estudiar este tipo de carreras, crecería la tendencia a eliminar diferentes obstáculos que hoy en día existen?

Por ejemplo, según datos del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), si se integraran 2.8 millones de mujeres, el PIB nacional subiría 15 por ciento, cantidad que crecería si más de ellas optaran por estudiar carreras STEM. 

Las carreras STEM ofrecen caminos para reducir las brechas entre hombres y mujeres (foto: pexels).

¿Dónde empieza el problema?

De acuerdo al estudio ¿Dónde están las científicas?, aunque las niñas tienen mejores resultados que sus pares masculinos cuando están en la primaria, conforme avanzan en su vida académica, el interés se va reduciendo: solo el 6 por ciento de cada 10 mil alumnas de bachillerato afirman tener interés en estudiar alguna carrera relacionada con STEM.

En edades tempranas, de acuerdo a datos de la AMIIF, la influencia que tienen los entornos de las mujeres es trascendental: para el 31 por ciento de ellas, las familias influyen en la decisión de carrera, que algunas veces siguen teniendo una mirada masculina en estudios enfocados a la ciencia.

Ya platicamos de la importancia de tener más mujeres en carreras STEM, como de reducir la brecha salarial y poder acceder a mejores sueldos. Sin embargo, a pesar de las ventajas, hoy en día solo el 13.5 por ciento de quienes estudian estas áreas en México son mujeres.

Los beneficios y las barreras

Al titularse en profesiones enfocadas en ciencia y tecnología, el género femenino tiene beneficios. De inicio, su brecha salarial disminuye: es de solo 18 por ciento contra el 22 por ciento que tienen en otras áreas. 

No obstante (y son problemas que se deben solucionar en todo nivel), cuando las mujeres mexicanas entran a trabajar en áreas STEM, también se enfrentan a dificultades con las que otras compañeras deben lidiar en campos distintos. Por ejemplo, los puestos dentro de la industria son comúnmente ocupados por hombres, mientras que ellas se dedican en mayor medida a dar clases. Además, en lo que respecta a la maternidad, la diferencia de participación económica entre mujeres con hijos contra las que no los tienen es significativa (64 por ciento contra 78 por ciento, respectivamente). ¡Eso debe cambiar!

¿Cómo empezar el cambio?

Muchas instituciones y profesionales coincidimos en que en las niñas está el poder de transformar y que los primeros años de escuela son clave para mantener el interés en la ciencia y aumentar, en pro de las siguientes generaciones, la participación de las mujeres en estas carreras. El IMCO propone tres estrategias que contribuyen a ello:

  • Añadir enfoque de género en los contenidos de ciencia y tecnología en la educación básica. Esto es que las niñas conozcan a mujeres que lograron destacarse con su trabajo en la ciencia (como Marie Curie o tantas otras) y conocer a profesionales que laboren en estos sectores. 
  • Implementar programas de orientación vocacional desde la secundaria para una mejor toma de decisiones en el futuro. Esto debe incluir información sustentada en datos, mentorías y actividades enfocadas a romper estereotipos.
  • Desarrollar acciones con el gobierno para —con datos— poder desarrollar acciones con perspectiva de género.

Como adultos, tenemos la responsabilidad de sembrar estas nuevas semillas en las niñas de nuestro entorno. Que sean seguras, que se arriesguen y que no duden en que pueden lograr lo que quieran. No importa si no eres madre o padre: tus sobrinas o hijas de amigos son quienes tienen el poder de hacer el cambio. ¡Hay que impulsarlas!

En esta semana y siempre, reconozcamos y contribuyamos a que las niñas se empoderen y sean el cambio en el cual, todas estamos trabajando.

¡Hasta el siguiente post!

Imagen: pexels.com/Max Fischer

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