El Síndrome del Impostor: qué es y cómo reducirlo

Si a pesar de tener un buen puesto, logros académicos y reconocimientos, crees que todo es gracias a un golpe de suerte, puedes estar dentro del ciclo del Síndrome del Impostor. ¿Por qué se presenta y cómo puede reducirse en el ámbito profesional? 

El Síndrome del Impostor es el sentimiento de creerse inadecuado o un fraude para cierta posición o tareas que se enfrenta, a pesar de tener la capacidad de realizarlas y haberlo demostrado con éxitos profesionales. De acuerdo a un artículo de la UNAM, este pensamiento tiene un origen multifactorial, que afecta principalmente la percepción propia de qué es el éxito, el fracaso y la competencia. 

Cuando nos sentimos inseguros sobre algo, nos preguntamos si a otros les habrá ocurrido lo mismo en algún momento. Y la respuesta es sí: el International Journal of Behavioral Science reveló que más del 70 por ciento de las personas han sido afectadas por este tipo de pensamientos en algún punto de sus vidas. 

Sin importar la profesión, expertos indican que las señales suelen ser muy similares: quienes lo sufren tienden a ser perfeccionistas y destacar como los mejores en su actividad. No obstante, cuando no logran llegar a sus objetivos, se sienten abrumados, decepcionados y se reprochan en extremo por las fallas. 

Según una encuesta de Vantage Hill Partners, los niveles gerenciales y directivos también presentan estas dudas. El miedo más importante de los ejecutivos a escala mundial es el de parecer incompetente con sus pares, lo cual puede disminuir su confianza y reducir sus posibilidades de relacionarse con sus colegas. Otros temores que muestran los directivos son a no lograr las metas esperadas, parecer demasiado vulnerables o ser atacados por sus similares.

¿Hombres o mujeres?

Las dudas que ocasiona el Síndrome del Impostor afectan más a las mujeres. KPMG encontró que el 75 por ciento de las profesionistas han experimentado este tipo de incertidumbre en algún punto de sus carreras. Además, el 74 por ciento de ellas consideran que sus contrapartes hombres no lo experimentan y 81 por ciento piensan que las mujeres sufren este síndrome con mayor frecuencia por la presión extra que tienen de no fallar.

También, en lo que respecta a los niveles ejecutivos, el 57 por ciento de ellas son presa de este pensamiento cuando asumen nuevas responsabilidades u obtienen una posición directiva. La presión aumenta al ocupar estos puestos porque aún no existe una representación femenina amplia en ellos, por lo que consideran que deben lograr el éxito a toda costa.

¿Qué prácticas ayudan a disminuir el estrés y las dudas causadas por el Síndrome del Impostor? Hay tres principales: apoyo por parte de sus superiores, sentirse valiosas para su equipo y la organización, y tener sueldos equitativos. Otra opción que señalaron las directivas entrevistadas fue acudir a un mentor o consejero para aminorar las inquietudes dentro de sus actividades.

¿Cómo reducir el Síndrome del Impostor?

Entendiendo que todos podemos llegar a presentarlo, es hora de poner manos a la obra para evitarlo y reducir sus efectos. Julia Martins, de la app Asana, brinda algunas recomendaciones puntuales que te pueden resultar muy útiles para lograrlo:

  1. Atención en los eventos. El cerebro puede jugarnos malas pasadas; por ello, si sientes inseguridad sobre alguna acción, concéntrate en los hechos y no te dejes llevar solo por tus creencias o pensamientos.
  2. Reconoce y valida. Ten en cuenta que ni todo lo bueno ni todo lo malo es permanente; por eso, acepta cuando sientas alguna emoción desagradable y recuerda que es normal. Verás cómo lo superas rápidamente y sigues adelante.
  3. Revisa los hechos. El Síndrome del Impostor usualmente no tiene una base sólida; es decir, solo son pensamientos sin una fuente adecuada. Cuando te sientas así, revisa lo que has logrado hasta el momento, cómo has manejado tal o cual situación en el pasado y, si lo necesitas, platica con alguien de tu confianza sobre el tema; tal vez ya haya pasado por ello y podrá darte retroalimentación.
  4. Elige a un mentor. Tener alguien, ya sea en tu empresa o fuera de ella, que te pueda brindar consejos específicos te será de mucha ayuda. Este coaching reducirá tus sesgos y percibirte dentro de un proceso de mejora reforzará tu confianza.
  5. Anticípate, reduce los efectos y celebra tus logros. ¿Te da miedo exponer en una reunión con directivos, por ejemplo? Reflexiona sobre las actividades que te ocasionan ansiedad para descubrir qué es lo que específicamente detona esa sensación y así podrás trabajar en reducir la incertidumbre. Y cuando tengas logros, ¡celébralos! 

Y como líderes, KPMG recomienda estas cinco acciones para reducir el Síndrome del Impostor en las organizaciones:

  1. Ser solidario. Como líderes de un equipo, es importante fungir como mentores para ayudar a sus miembros a reconocer sus fortalezas y debilidades, así como brindar la confianza de transmitir sus pensamientos e ideas.
  2. Promover una cultura colaborativa. Este tipo de ambiente permite al personal sentirse cómodo al expresar sus inquietudes, pues son parte de la construcción de los equipos.
  3. Ser inclusivos y diversos. Entre más auténticos puedan ser todos los miembros de la organización, se promueve el empoderamiento y las ideas, lo que genera nuevas oportunidades para todos.
  4. Valorar el progreso. Cuando medimos y valoramos el progreso, se mantiene un ambiente positivo. Reconoce los logros del equipo para generar confianza.
  5. Promover el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Esto permite que los empleados se sientan reconocidos por la empresa y que no lleguen al burnout.

Como ves, es natural tener dudas o miedos durante nuestro ejercicio profesional, pero lo que no es normal son las afectaciones que pueden traer a nuestras actividades este tipo de inquietudes. Cuando se presenten, aprovéchalas para reflexionar sobre ti mismo, conocer tus fortalezas y hacer lo necesario para convertir en beneficios tus áreas de oportunidad.

¿Alguna vez has sentido el Síndrome del Impostor? ¿Cómo lo has sobrellevado? Cuéntame en los comentarios. ¡Hasta el siguiente post!

Imagen: pexels.com/Ana Shvets

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